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miércoles, 26 de diciembre de 2007

Internet en América Latina: El lugar de Venezuela, modos de uso y desequilibrios

Internet en América Latina: El lugar de Venezuela, modos de uso y desequilibrios

En Venezuela, es en este servicio donde suelen manifestarse las más fuertes contradicciones y desequilibrios en cuanto al acceso de las diferentes capas de la población, las cuales no pueden disfrutar de las opciones ofrecidas, sobre todo las de menores ingresos socioeconómicos o de bajo nivel educativo. El crecimiento de Internet en el mundo confirma que la misma se expandió siguiendo el perfil de la distribución mundial de la riqueza: un 81,7 % en el hemisferio Norte y un 18,3 % en el hemisferio Sur (Pasquali, 1998: 291), lo cual acentúa más la asimetría entre quienes sí pueden y quienes no pueden tener acceso a la misma.
Las cifras que se expondrán más adelante son signos evidentes de que se está produciendo un crecimiento del uso de la red en América Latina y Venezuela en los últimos años, pero lo que no se puede asegurar todavía es que dicho crecimiento haya supuesto desarrollo.
Las aplicaciones fundamentalmente comerciales y escasamente de beneficio social a través de la red muestran tendencias a favor de la potenciación de los negocios, la gestión empresarial y las actividades comerciales.
3.1) De los usos académicos a los comerciales
Al igual que en el resto del mundo el desarrollo de Internet en sus inicios en América Latina fue fundamentalmente para fines universitarios y de investigación. Pero esa situación varió en la región a mediados de los noventa, cuando su uso comercial se hizo presente y las empresas y organizaciones privadas de la zona comenzaron a mostrar interés por obtener un espacio en los servicios de World Wide Web (WWW) a modo de ofrecer una página sede para promocionar sus negocios, productos o servicios.
El crecimiento en este campo ha sido tan evidente que según un estudio realizado en 1977, por la International Data Corporation (IDC), 180 compañías de Chile, Argentina, México, Colombia, Brasil y Venezuela habían invertido en ese año más de 1.000 millones de dólares para el desarrollo del comercio electrónico. El estudio también demostró que la aplicación de la red en el sistema productivo empresarial era tan alta que para la misma fecha ya alcanzaba una penetración de un 92 % en dichas empresas (Panorama 13-4-98).
Y aunque el uso para este tipo de transacciones podría ser bajo si se le compara con los países desarrollados, es un hecho que Internet se está utilizando actualmente más para fines privados o comerciales que para fines públicos o académicos. También es probable que el índice de penetración sea menor en las pequeñas y medianas empresas de la región que no poseen los suficientes recursos económicos para invertir en las infraestructuras necesarias, originándose así desequilibrios incluso en el sector de negocios entre los grandes y los pequeños.
El estudio mencionado además reveló que las limitaciones para el acceso a la red también existen para los trabajadores de las mismas empresas, debido a los elevados costos para la conexión en América Latina; aproximadamente 10 $ al mes por renta básica, de forma que sólo un 16 % de ellos, durante 1997, podía tener acceso a ella.
En ese contexto regional de desigualdades, Venezuela ha experimentado un traslado de aplicaciones académicas hacia aplicaciones de rentabilidad comercial. En el país desde los años 80 hasta mediados de los 90, el acceso a Internet era privilegio de las Universidades y Centros de Investigación Científica y Tecnológica, a través de SAYCIT (Sistema de Automatización de Información Científica y Tecnológica), en una primera etapa, y después de 1994 a través de REACCIUN (Red Académica y Científica de las Universidades Nacionales), la cual agrupa a 162 instituciones de Educación Superior.
En 1996, según las Páginas Blancas de Internet, Four 11, los usuarios universitarios en Venezuela apenas representaban un 8,67 % del total de 2.248 usuarios registrados en sus bases de datos (http://www.pc-news.com), es decir era una minoría la que podía aplicar los servicios de la red para usos de investigación o académicos. Mientras que ya existían alrededor de 400 empresas nacionales e internacionales instaladas en nuestras redes con servicios de correo electrónico o páginas web (IESA, 1999) de aplicación netamente comercial, manifestándose de ese modo un traslado progresivo de los usos hacia ámbitos rentables y ajenos al interés académico.
Esa tendencia es tan fuerte que a principios de marzo de 1999, IBM y la cadena de franquicias de servicios postales y de negocios Mail Boxes Etc. (MBE), anunciaron la firma de un acuerdo para iniciar en la región Andina (Venezuela, Colombia y Ecuador) el negocio de ofrecer acceso por Internet para impulsar las transacciones de compra y venta electrónicas en la región (Hernández, 1999).
3.2) Los proveedores de servicios de Internet en Venezuela: desarrollo desigual de oportunidades
Para 1997, los proveedores de Internet en el país eran aproximadamente treinta y uno (Colina,1998: 48), y aunque el crecimiento desde 1994 para acá ha sido vertiginoso, las oportunidades de expansión de estas empresas no han sido igualitarias entre ellas.
Según información suministrada por la Red Reacciun para noviembre de 1998, de un total de 1.819 dominios registrados bajo la denominación "ve", correspondientes a Venezuela sólo 274 eran no comerciales (159 de organizaciones, 87 de gobierno y 28 educativas), el resto corresponden a empresas proveedoras privadas (Lombo,1998).
Sin embargo, entre las privadas existen también diferencias en cuanto a la absorción de números de clientes, inversiones, ganancias, penetración, de manera que lo que comenzó siendo un mercado para pequeñas empresas fue desplazado hacia la consolidación de grandes compañías operadoras; en la actualidad, según Colina (1998) sólo cinco de los 31 proveedores dominan el mercado nacional de conexiones a Internet (Compuserve, TNet; Etheron, NetPoint de Venezuela y CANTV Servicios).
En 1996, la revista PCNews&Report de Venezuela señalaba que de 2.513 cuentas registradas en el país, el 88,65 % de ellas tenían como proveedor a Compuserver, el 6,44% a Reacciun; el 2,26 % a NetPoint y el 2,62 % restante se repartía entre Intercom,Net, Eldish e IBM (http://www.pc-news.com), todos de carácter comercial a excepción del segundo.
En los dos últimos años es evidente que estas cifras han crecido y aunque no se disponen de datos exactos, se percibe que las tendencias no han cambiado en el sentido de la existencia de un predominio de los proveedores privados sobre los públicos o académicos, así como de la absorción de las empresas más grandes por las más pequeñas, del gran peso de la compañía Compuserver como el proveedor más importante y del crecimiento progresivo de la CANTV Servicios, debido a su tarifa un poco más económica (8,6 $ USA).
Con relación a la cobertura de los servicios nacionales o regionales prestados por estas compañías, existen también desigualdades, los proveedores más grandes tienen nodos para cobertura en todo el país, especialmente en las zonas o estados más importantes o más densamente poblados (Compuserve; NetPoint, CANTV; T-Net; Etheron), las más pequeñas sólo ofrecen conexión en algunas regiones o localidades (Eldish, Interamerican Net de Venezuela) con lo cual su mercado de usuarios es menor.
En cuanto a las tarifas de costos por llamada, también las inversiones en el desarrollo de los nodos que hacen estas empresas deciden la facilidad de acceso para el usuario nacional. De manera que las que tienen nodos locales, facilitan el pago de tarifa de llamada local; las que tienen nodo sólo en Caracas o regiones urbanas cobran tarifa de llamada internacional y sólo la CANTV, por ser la empresa de telefonía básica del país, cobra tarifas homogéneas en todo el territorio nacional (Uribe, 1997).
3) De las coberturas territoriales: abismo entre la ciudad y el medio rural
En el territorio venezolano, Internet se ha extendido progresivamente, especialmente a partir de los dos últimos años, hasta el punto de que hoy tiene una cobertura respetable en las ciudades más importantes del país. Pero se mantienen enormes distancias no sólo entre la capital de la República y las provincias, sino fundamentalmente entre las zonas urbanas más pobladas y las zonas rurales.
Según Four 11, para 1996, el 58,28 % de los abonados venezolanos que se encontraban registrados en su base de datos, residían en el Distrito Federal donde está ubicada la capital del país, y un 32,21 % de los abonados se localizaban en el estado vecino, Estado Miranda, con lo cual un 90,49 % de las cuentas pertenecían a personas residentes en Caracas o zonas metropolitanas y sus entornos. (PC. News, 1996).
Los estados de mayor población y crecimiento como Zulia, Aragua y Lara sumados apenas tenían un 6,35 % de los abonados, el 2,78 % restante se repartía entre ocho estados de mediano crecimiento. En ese directorio de Internet (Four 11) no aparecía ninguna referencia a la cobertura en zonas rurales o estados apartados y de bajo crecimiento.
Las distancias que arrojan las cifras anteriores permiten formarse una idea de cómo los posibles beneficios ofrecidos por los servicios de Internet son exclusivos para una minorías, residentes fundamentalmente en zonas capitalinas y urbanas, lo cual es una fuerte contradicción en países en desarrollo como Venezuela, donde existe todavía una significativa porción de habitantes en zonas rurales, la mayoría de ellos de bajos ingresos, para quienes todavía estarían muy lejos sus posibilidades de acceso a unos servicios que actualmente son vistos como estratégicos para lograr el desarrollo, pero que por el espíritu comercial como han sido estatuidos resultan prohibitivos para las poblaciones no privilegiadas en cuanto a ubicación geográfica o social.
El crecimiento de los abonados entre 1997 y 1998, que son aproximadamente entre 120 y 150.000, no ha significado una distribución equitativa porque las conexiones han aumentado pero siempre en las ciudades y capitales más importantes del país. Ese desequilibrio se torna preocupante sobre todo sí se tiene en cuenta las palabras de Fawzi H. Al-Sultan, presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), según el cual el 75 % de los pobres del mundo vive en zonas rurales. (Loza Schiano, 1999).
Aunque no hay que olvidar el esfuerzo que desde este año están realizando algunas empresas privadas, especialmente Infonet y Digitel, quienes obtuvieron, el año pasado, una concesión del gobierno venezolano para comenzar a explotar la telefonía básica rural y móvil digital, con previsiones de incorporar a las zonas fronterizas, rurales o alejadas de las grandes ciudades a los servicios telefónicos. A Infonet, que cubre la telefonía rural del occidente del país, la Corporación Andina de Fomento acaba de otorgarle, el 11 de marzo de 1999, un crédito por 34 millones de dólares para inversiones en este tipo de servicios y Digitel, que cubre el centro del país, se encuentra en período de prueba ofreciendo un servicio público y gratuito, hasta que CONATEL le apruebe sus bandas tarifarias (El Nacional,12-03-99).